La semana pasada se dieron cita los representantes de la banca mexicana – y agregados – en la 72va convención de banqueros en el bello puerto de Acapulco. Con la consigna de México ante la crisis financiera mundial, la convención tuvo invitados de primer nivel como Alana Greenspam, ex presidente de la reserva federal de EU, y Raghuram Raja, economista en jefe del FMI. Además de este par, también se encontraron en el evento los dirigentes de los tres partidos políticos más importantes de México, con el objetivo de exponer ideas y propuestas de medidas adicionales para solucionar la crisis. Pero más atención recibieron los comentarios cruzados entre Germán Martínez, dirigente del PAN, y Beatriz Paredes, dirigente del PRI. El primero, como si tuviera un sêcûritâs semper fidelis tatuado en el pecho, puso en duda el apoyo de los priístas hacia la guerra contra el crimen organizado que esta cruzando el gobierno federal y, apoyado en documentos supuestamente de la DEA, criticar las actividades delictuosas del revolucionario institucional junto con cárteles del narcotráfico.
Beatriz Paredes respondió de la manera más atenta y evitando la confrontación, disculpándose ante los presentes por el espectáculo que habían presenciado – aunque todo en la política mexicana es un espectáculo – coqueteando con algunos temas sobre un posible correlación entre el aumento de la delincuencia y los periodos del PAN en el gobierno, que bien podrían estar al mismo nivel que lo dicho por Germán minutos antes.
El PAN y PRI perdieron cordialidad ese día, y hasta hoy aún no la recuperan, ya que las declaraciones se siguen dando en diferentes espacios y oportunidades, obviamente las declaraciones son solamente la antesala al clima que se vivirá durante las campañas electorales.
Al final, el colmilludo resultó ser Jesús Ortega, dirigente del PRD, que se limitó a no hacer comentarios al respecto y mantener su distancia de las mencionadas declaraciones, tratando de ganar votos y adeptos a los proyectos que tiene su partido para el futuro inmediato.
Beatriz Paredes respondió de la manera más atenta y evitando la confrontación, disculpándose ante los presentes por el espectáculo que habían presenciado – aunque todo en la política mexicana es un espectáculo – coqueteando con algunos temas sobre un posible correlación entre el aumento de la delincuencia y los periodos del PAN en el gobierno, que bien podrían estar al mismo nivel que lo dicho por Germán minutos antes.
El PAN y PRI perdieron cordialidad ese día, y hasta hoy aún no la recuperan, ya que las declaraciones se siguen dando en diferentes espacios y oportunidades, obviamente las declaraciones son solamente la antesala al clima que se vivirá durante las campañas electorales.
Al final, el colmilludo resultó ser Jesús Ortega, dirigente del PRD, que se limitó a no hacer comentarios al respecto y mantener su distancia de las mencionadas declaraciones, tratando de ganar votos y adeptos a los proyectos que tiene su partido para el futuro inmediato.
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