lunes, 9 de marzo de 2009

De buenas y malas practicas

El buen dedazo es práctica común en cualquier sistema político, desde el más democrático hasta el más comunista – donde es de esperarse. Alguien, por alguna extraña razón, podría defender dicha práctica hablando de continuidad de proyectos y planes de trabajo, pero la verdad es que el dedazo es lo más antidemocrático que puede existir. Antes de cualquier columna democrática, lo primero que entendemos sobre democracia es el poder que tiene un grupo organizado para que la toma de decisiones refleje la voluntad de la totalidad de los miembros del grupo. México, como todo el mundo sabe, es una democracia en pleno desarrollo, ya que sufrimos del mal del dedazo durante mucho tiempo. Pero estos últimos años nuestra democracia se ha visto fortalecida principalmente por la alternancia de poder que ha existido. Sin embargo, algunas acciones políticas en este último año están ensombreciendo el camino democrático mexicano, primeramente por parte del partido “gobernante” que es el PAN, y cuyos candidatos presidenciales han ganado las últimas dos elecciones, ha sido acusado de practicar el famoso dedazo en varias candidaturas para las elecciones de éste año, desde gobernadores hasta diputados. Y no es para tomarlo tan a la ligera, ya que fue el PAN quien recriminaba dichas acciones al PRI cuando este último tenía el poder. Es triste saber que el PAN tenga que recurrir a tales mañas para mantener su poder – interno o externo, cualquiera que sea el caso. Lo cierto es que los dedazos se dan por dos razones 1) una deuda política por un intercambio de favores o 2) el control sobre el candidato. Habrá que examinar bien los dedazos ya anunciados del PAN, como el caso en Nuevo León, y aplicar otro tipo de dedazo: el señalar una gran falta democrática por parte del PAN, aunque a nosotros ya (casi) nada nos sorprende.

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