lunes, 13 de abril de 2009

Por unos quinceaños inolvidables

No cabe duda que los 15 años son una edad mágica, donde se tiene una vida entera por delante y uno empieza a tomar decisiones que marcarán el resto de nuestras vidas.
En México cumplir 15 años es, en particular para las mujeres, el cumpleaños más memorable, cuando se presentan a la sociedad y dan el primer paso a la vida adulta (que ahora todas piensan debe de ser como en Sex and the city, ¿a dónde ira a parar el mundo?).
La tradición es hacerles una fiesta, invitar a todas las personas que puedan caber en la casa, salón, o antro, y vestir a la niña con un vestidito de color rosa para ir escoltada usualmente por chambelanes – que en dado caso de no ser militares es seguro que entre ellos se esconde el primer novio de la “virginal” cumpleañera. Aunque también están las que en vez de fiesta prefieren irse a viajar con otras mujersitas de la edad por Europa y así conocer el viejo continente, sin poder probar aún sus placeres. No importa cual elijan, ambas experiencias crean recuerdos que se atesoran en la memoria juvenil de las mexicanas. Pero no todas las mujeres en México pueden gozar del festejo de sus quince años y esto ha tocado la sensibilidad del Gobierno del Distrito Federal tanto que desde hace tres años busca, por medio de su Instituto de la Juventud, otorgar y repartir felicidad a quinceañeras que habitan esa gran urbe. Trescientos treinta y ocho quinceañeras con sus respectivos vestidos de color pastel desfilaron el pasado 4 de abril por el zócalo de la ciudad de México para festejar sus quince primaveras. La plaza pública más importante de México, escenario de capítulos importantes en la historia de nuestro país, se vio avasallada por jovencitas que no dejaban de bailar, gritar, hablar, murmurar, saludar a las cámaras de sus papás y, a toda costa, aprovechar cualquier oportunidad para colarse en algún medio informativo. Y al parecer todo salió muy bien: Ebrard corto el pastel, otorgó algunas palabras, hizo acto de presencia, y bueno las quinceañeras tu vieron su inolvidable fiesta de quince años, que aún está en duda si eso le sirve a alguien más aparte de las 338 niñas y sus padres que se quitan esa preocupación de encima.
El InJuve y el GDF podrían decir que no hubo gasto gracias a la ayuda de los patrocinadores – en su mayoría micro empresarios – como aquellos que entregaron los vestidos, lo cual no tuvo costo en el gasto público, pero si nos sentamos a analizar un poco todo el evento, sí podemos concluir que existen mejores maneras de gastarse los recursos, ya sean humano, capitales o en patrocinio.
Por ejemplo, si esos 338 vestidos regalados, que sí tuvieron un costo de material y de mano de obra, hubieran sido uniformes escolares, o simplemente ropa que se va a usar más de una vez – aceptémoslo, los vestidos de quince años se usan en la fiesta y de ahí directo al armario – el impacto hubiera sido mayor. Si los diputados y senadores que se involucraron en el evento, como participantes, pusieran el mismo “interés” en las reuniones de las cámaras en vez de dormirse o simplemente manifestarse tomando el estrado junto a sus compañeros durantes meses, también traería mejores resultados y si el Zócalo se hubiera utilizado para un evento como una conferencia magistral de algún personaje inteligente de aquellos que viven subvaluados en México por no llamarse Carlos Fuentes u Octavio Paz, también habría traído mejores resultados. Pero bueno, cada jefe de gobierno puede hacer lo que crea mejor para su gente, y obviamente una fiesta de quince años siempre es más escandalosa que cualquier reunión de intelectuales.
Y bueno, puede que sea que Ebrard se esta preparando para celebrar unos quince años propios, los quince años que cumplirá el PRD en el gobierno del Distrito Federal en el 2012. Esperemos que le salga bien el vals.

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