viernes, 31 de julio de 2009

No hay problemas suficientemente grandes... Ni pequeños

Desde su postulación a la presidencia de los Estados Unidos, Obama ya se mostraba como un intrépido político decidido a enfrentar los problemas más grandes de su país – y que problemones heredó de su antecesor George Bush. Con una actitud asertiva y de respuesta rápida, Obama ha logrado abordar problemas tan grandes como la crisis financiera, la guerra en Irak, el cierre de la base de Guantánamo, le necesidad de un seguro popular, la amenaza nuclear de Corea del Norte, entre otros más. Algunos bien, otros no tanto, pero lo importante aquí es no dejar temas sin atender. Por esta misma razón fue por la cual, cuando se desató un problema “racista” entre un profesor de Harvard (Negro) y un policía bostoniano (blanco), Obama no dudó en atenderlo personalmente. No creo que Obama haya atendido el caso sólo porque el profesor Gates sea su amigo, o porque al enterarse de lo sucedido haya catalogado la actuación del sargento Crowley como estúpida, sino por realmente estar preocupado por un tema tan delicado como el racismo en las fuerzas policiales de los Estados Unidos. ¿Qué como le hizo? A la antigua usanza: invitando a los afectados a tomarse unas cervezas en la casa blanca para que él, y el vicepresidente Biden, fungieran como mediadores del problema. No hay diferencias que no se puedan arreglar con un par cervezas… si tan sólo esto lo hubieran sabido Martin Luther King, Malcom X o hasta el presidente Lincon, hace cuanto se hubiera acabado el racismo. Pero por algo Obama es el presidente actual de Estados Unidos, por esa asertividad que mencionaba al principio.
La reunión fue positiva según comentarios posteriores de los involucrados. Ya que no sólo sirvió como una acción de gran impacto contra el racismo (…), sino también para darle un respiro tanto al presidente como al vicepresidente.
Se preguntarán por qué no han aplicado el mismo modelo de reconciliación en el medio oriente y es debido a que los musulmanes no toman alcohol, pero Obama ya está trabajando sobre el tema…con o sin cervezas.
Puede que en América Latina aprendamos de esta lección y la próxima vez que haya un golpe de estado, en vez de mandar a Oscar Arias con las manos vacías a negociar y presentar propuestas, llegue con una cubeta de cervezas bien frías.

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