jueves, 7 de mayo de 2009

After Pandemia

Después de dos semanas de vivir bajo un pánico infundido por el bombardeo informativo de los medios, al fin los mexicanos podemos disfrutar de un gran respiro – y no sólo en el sentido figurado.
Pero más allá de la libertad de andar sin tapabocas y la falsa seguridad con la cual ahora salimos a las calles – y muy pronto a los cines, teatros y bares – queda el mal sabor de boca que deja un episodio epidemiológico como el que se vivió. Ya se ha escuchado hablar de la discriminación que viven los mexicanos alrededor del mundo, como ejemplo está el incidente que vivieron los mexicanos que se encontraban en China al momento de la alarma y quienes sufrieron una cuarentena obligatoria impuesta por el gobierno de dicho país durante varios días, hasta que por fin el gobierno mexicano logró mandar un avión para repatriarlos. Y si nos vamos por las mismas, Singapur no se queda atrás con aquella medida que obligaba a cualquier persona que haya llegado en un vuelo procedente de México cuarentena inmediata y “obligatoria” (uso las comillas porque en dado caso de no cumplir con lo dictaminado, se cobraría una multa de 7 mil dlls o permanecer en prisión de seis a doce meses, que convierte a la medida en la acción más inteligente a tomar para los afectados) Me imagino a los que solo iban de vacaciones y que en vez de tener 12 días para explorar aquel lugar lejano y místico, se los catafixearon por 40 días en un cuarto de hotel.
O cómo también la campaña que se llevó a cabo en el aeropuerto de Frankfurt, en donde posters informativos anunciaban los cuidados para no contagiarse de la “Gripe Mexicana”
Y no nos olvidemos de las ganas con las que dejamos a la Confederación Sudamericana de Fútbol de evitar que los equipos mexicanos disputaran los partidos restantes.
Esta bien que nos discriminen, así utilizaremos en un futuro el argumento de justicia histórica y tomaremos ventaja como todos los grupos que han sido discriminados en la historia.
Otra de las medidas que tomaron varios países fue la cancelación de vuelos desde y hacia los lugares donde se hayan presentado casos, como lo hicieron Cuba, Argentina, Perú, Ecuador, entre otros. Esto no solo afecto a los pasajeros, desde empresarios hasta mochileros, sino que también a los productos de exportación que se dirigían a esos países.
Pero, eso sí, una de las medidas más drásticas fue la tomada por Egipto de matar a todas las cabezas del ganado porcino del país, sin ningún fundamento científico. Ahí van millones de libras egipcias (que equivaldrán como a 500 dlls) perdidas por los caprichos y la paranoia de un gobierno – aunque los cerdos nunca se han llevado bien con las religiones de esos lugares: musulmana y judía.
Discriminación, malas relaciones comerciales, porcinocidios y un miedo a los estornudos, es el legado de esta otra crisis que vivimos en el 2009, una crisis no de salud sino de comunicación y tolerancia.

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