miércoles, 2 de septiembre de 2009

Juanito: un producto de la política mexicana

Mucho se podría escribir de Rafael Acosta “Juanito” más todo sería de muy poca importancia…Pero eso sí, nadie puede quitarle el único triunfo legítimo: llenar de folklore la vida política mexicana (y darle alegría a algunos cuantos).
Empezó como mártir, siendo un sacrificio por un bien mayor para el movimiento de Andrés Manuel López Obrador, y evolucionó hasta convertirse en el salvador de México. De cordero a león en tan sólo dos meses. Aún retumba el eco en Iztapalapa de cuando juramentó ante el “presidente legítimo de México” otorgar el puesto a Clara Brugadas por el bien del movimiento y de México. Pero en las últimas semanas Juanito se ha transformado, ha enfrentado al “gobierno legitimo” y ha decidido que el mejor lado en el que puede estar es en el suyo propio, de ahí las declaraciones sobre sus ambiciones de ser gobernador del Distrito Federal y – ¿por qué no? – ocupar la silla presidencial “si es lo que quiere el pueblo de México” que pareciera le susurra al oído.
Lo malo, es que seguro esos susurros que ponen palabras en su boca, están lejos de reflejar los deseos del pueblo Iztapalapa, de la capital y del país, sino más bien proviene de deseos muy particulares. Algunos dicen que son los chuchos quienes aconsejan, otros se lo atribuyen a personas más colmilludas, pero lo único seguro es que Juanito cambió y ese cambio le esta haciendo perder apoyo (si es que realmente tiene alguno). Analizando esta situación no puedo dejar de pensar en la película de La ley de Herodes, en la cual también un politiquillo, con una probadita de poder, pierde totalmente la razón.
Ya me imagino a López Obrador al puro estilo Cesar: ¿y tu también, Juanito?

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