miércoles, 2 de septiembre de 2009

Un buen gesto, visto de mala manera.

Uno de los problemas de la política mexicana es – y siempre ha sido – el abuso por parte de sus integrantes durante sus gestiones en puestos públicos. Tan común es esta situación, que no faltan las expresiones culturales alusivas al tema, como la película “La ley de Herodes” que refleja de manera irónica las practicas comunes de cualquier servidor público en nuestro país.
Pero estas malas prácticas están perdiendo terreno ante la llegada de la rendición de cuentas y la transparencia. Éstas herramientas aún no se logran traducir en acciones ciudadanas de alto impacto ni en políticas establecidas y respetadas, pero las pequeñas victorias que se van dando abren caminos para lograrlo.
Un ejemplo de ello fue lo que hizo el diputado Gerardo Priego, quien decidió devolver un sobrante monetario a las arcas de la cámara. Dicho sobrante rondaba la cantidad de un millón de pesos, que, según el propio diputado, era dinero asignado a boletos de avión que no utilizó. Una cantidad nada despreciable cuando el país esta en shock financiero.
Sin embargo ésta acción – que por más que haya sido una postura política no desvalora el hecho de la devolución del dinero ni su importancia – ha sido duramente criticada por varios de los compañeros de legislatura de Gerardo Priego. Uno de ellos fue su compañero de partido Juan José Rodríguez Prats, quien cuestiono la autoridad moral de Priego aludiendo a episodios pasados en los cuales Priego solicitó dinero para entrarle al ruedo en la corrida electoral de tabasco en el 2000. También su tocayo Gerardo Vargas Landero lamentó que el acto se haya dado por mera pose política y la diputada Mari Carmen Salvatori Bronca acusó de exhibicionista a Priego y de falto de rendición de cuentas ya que no utilizó los boletos asignados para ir a su estado y distrito a mostrar avances.
En fin, hasta Cesar Nava, recién electo diputado federal y presidente del PAN, declaró que acciones como la emprendida por el diputado Priego no obligan a sus compañeros a hacer lo mismo. En resumidas cuentas, no porque uno sea un poquito honesto, los demás también tienen que serlo.
Éstas son las críticas publicadas por medios de comunicación, lo que nos da una idea de cuales fueron las críticas que se dieron en mesas de restaurantes caros en la colonia Polanco de la ciudad de México.
No cabe duda que aún no estamos listos para avanzar en términos democráticos si cuando alguien lleva a cabo una pequeña buena acción en ese rumbo, es aplastado tanto por opositores como por aliados.

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