martes, 13 de octubre de 2009

Farol de la calle, oscuridad en la casa

Muchos aplauden la decisión del Gobierno Federal de liquidar la compañía Luz y Fuerza del Centro (LyFC). Desde analistas hasta empresarios de renombre, tanto paleros como opositores del gobierno – aunque hay de opositores a opositores – están de acuerdo en que la compañía era ineficiente – se dice que el año pasado sólo atendió cerca de 300 clientes –, insostenible – gastaba más de lo que generaba – y que la liquidación se debió de haber llevado a cabo varios años atrás – esto es obvio porqué a pesar de ser público, no deja de ser un negocio, no una obra de caridad. Claro que no faltan quienes defienden la posición de la compañía – o ¿será la posición del sindicato? – con argumentos sobre su privatización y el derecho del bienestar público y tantas otros recursos de la lengua política barbárica utilizados en cualquier conflicto contra el gobierno.
Lo que puede poner la duda en nuestra boca es como empezó todo este conflicto hace ya varios meses, cuando la secretaria del trabajo no reconoció a Martín Esparza como líder electo del sindicato, después vino el problema presupuestario que encendió la mecha debido a la reducción que querían hacer a través de LyFC y bueno, ahora la liquidación por al falta de acuerdos.
Pero ¿será realmente que hay más allá de lo que se puede ver? Si sí, es posible que la gente no se lo crea debido a la participación de personajes tan pintorescos como “el presidente legitimo” que no sabemos si quiere aprovechar para tener un poco de publicidad gratis o si no tuvo más opción cuando se apareció parte del SME mientras presenta su presupuesto alterno que la de mostrar su apoyo y dejar a un lado su presentación.
Aunque la legitimidad de las quejas del SME no era tanta gracias a las pruebas, en video y en registros, de la corrupción que hubo durante las elecciones en las cuales Martín Esparza salió victorioso, ahora será menos.
Me pregunto ¿puede un sindicato sigue siendo sindicato cuando sus miembros ya no tienen donde trabajar?
Deberían de pensar los miembros de la SME si vale la pena el perder su trabajo por un líder que, aunque carismático, ya no tiene poder de negociación o si deberían mejor pensar en entrar al sindicato de la CFE, dónde puede que acaben haciendo lo mismo que hacían o consiguiendo ese merecido puesto cuya obtención estaba bloqueada por otros miembros del antiguo sindicato.

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