jueves, 13 de agosto de 2009

Agarrense

“Shock financiero” así fue como Agustín Carstens definió la situación de México. Si de por si shock no es una palabra bonita, lo es mucho menos cuando tiene el adjetivo financiero y se habla de la economía de toda una nación.
Para entender el por que de un diagnostico tan tenebroso, es necesario revisar todo lo que ha pasado este año en nuestro país y en nuestra economía.
Primero, la crisis financiera mundial: la causante de todos los males actuales. Esta crisis ocasionó en todo el mundo una recesión, que se deriva en despidos, poco flujo monetario, cierre de empresas y más, afectando en Estados Unidos principalmente a wall street, el sector de la vivienda y el sector automotriz – que ya estaba muy golpeado debido al aumento de la gasolina hace un par de años. Wall street pues no tiene una relación tan directa en la economía mexicana, por más empresas nacionales que coticen ahí, a diferencia de los sectores de vivienda y automotriz. El primero es uno de los principales empleadores de mexicanos en EEUU y México contaba con un gran cluster del segundo: todo un ecosistema automotriz mexicano, desde autopartes hasta líneas de producción.
También la recesión provoco que las personas gastaran menos, sobre todo en estados unidos cuya tasa de desempleo (sin contar a los paisanos) sobrepasó el 10%.
Esto se vio reflejado en la economía a través del porcentaje de productos exportados a EEUU y a las remesas, el dinero que mandaban los familiares de mexicanos desde fuera.
Las exportaciones de México a Estados Unidos, que son un 84% de las exportaciones totales de nuestras exportaciones totales, se vieron reducidas hasta casi la mitad. Y las remesas, que significaban una entrada cercana de 25 mil millones de dólares durante el 2008, al cierre del primer semestre de este año se había visto una disminución del 11.88%, recibiéndose solamente 11 mil millones.
Siguiendo contando encontramos que otro de los factores es la pérdida monetaria que ha registrado PEMEX debido a que, entre otras razones, la exportación de crudo disminuyo, el precio del barril disminuyo y menores volúmenes de producción.
Otro factor fue – y sigue siendo – la epidemia de influenza que sorprendió al país y al mundo. El pánico turístico afectó el ingreso obtenido del turismo, de 13 mil millones de dólares durante el año pasado, reduciendo un 17% los ingresos por este sector.
Y que decir de la recaudación fiscal, que no alcana ni el 18% del PIB nacional.
Estas son las razones por las que al presupuesto del próximo año le faltaran 780 mil millones de pesos, que es una cuarta parte de lo que usualmente gasta el gobierno.
Así que no se sorprendan si ven que hay menos ayuda social, menos carreteras, menos hospitales, menos aumentos salariales y menos declaraciones políticas al respecto el próximo año. Lo mejor que se puede hacer ante este escalofriante y tempestuoso escenario para el 2010 es prepararse.

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